Para identificar posibles problemas, como la gingivitis o la periodontitis, primero tenemos que saber cómo es una encía sana. La encía sana:
– Es de color rosa coral claro, aunque en personas morenas puede ser algo más oscura.
– Tiene un punteado como de piel de naranja.
– Se adapta a los dientes, cubriendo los espacios entre ellos. En el espacio entre dientes, la encía termina en punta de flecha.
– Tiene una consistencia firme y no está abultada.
– No sangra al cepillarse los dientes ni al utilizar la seda dental.
El indicio más importante, el que antes nos advierte de que podemos tener algún problema, es el sangrado. Sin embargo, en pacientes fumadores este síntoma puede estar ausente, ya que los compuestos del tabaco hacen que llegue menos vascularización a la encía y con ello también menos defensas. Una encía sana no debe sangrar. Si esto ocurre podemos presentar una gingivitis, un problema reversible, y que supone el paso previo a la periodontitis, en la que ya se ha comenzado la pérdida del hueso de soporte del diente y que, en la mayoría de los casos, no se recupera tras el tratamiento; de ahí la necesidad de realizar un diagnóstico precoz.
Los signos de una gingivitis son:
– sangrado durante el cepillado y/o al utilizar seda dental.
– color rojo brillante de la encía.
– inflamación de la encía y pérdida de la punta de flecha entre los dientes, pasando a ser globosa y redondeada.
Los síntomas y gravedad de la enfermedad dependerán de cada paciente, por eso es muy importante que si tus encías presentan alguno de estos síntomas consultes con nuestros especialistas antes de que sea demasiado tarde.