En la sociedad actual, la imagen y las relaciones interpersonales presentan especial importancia. En este contexto, cuando un estímulo olfativo resulta desagradable o no placentero, es percibido como anti-estético. Hoy en día, el aliento es algo que preocupa al público en general, dándole una importancia cada vez mayor.
Casi todo el mundo presenta halitosis al despertar por la mañana, después de varias horas de sueño nocturno, cuando las estructuras de la boca han estado en reposo y la producción de saliva ha sido muy escasa. Sin embargo, las personas que producen un olor desagradable durante todo el día, un fenómeno que su entorno percibe claramente, sufren de halitosis o halitosis crónica.
El último informe publicado por el Instituto del Aliento indicó que el 80% de los pacientes que sufren este problema es de origen oral (denominada halitosis fisiológica), generalmente asociada a compuestos sulfurados producidos por bacterias anaerobias que viven en la superficie de la lengua y la garganta. Este grupo de bacterias sobrevive y prolifera en un ambiente oral con déficit de oxígeno, como la parte trasera de la lengua y la faringe, entre los dientes, las bolsas periodontales y otros sitios difíciles de limpiar. Por razones que todavía se desconocen algunas personas tienen más bacterias que otras. Existen varias teorías al respecto: cambios hormonales, toma de medicamentos, muchas veces antibióticos que producen un desequilibrio en la flora bacteriana oral, o predisposición genética.
Un 20% de las halitosis son de causas extraorales, denominada halitosis patológica (aparato respiratorio, tubo digestivo, alteraciones sistémicas, nutrición, hábitos como el tabaco y/o alcohol…). Algunas de estas causas pueden ser de diagnóstico más complejo y requieren generalmente pruebas complementarias.
El tratamiento de la halitosis oral (fisiológica y/o patológica) tiene como objetivos principales disminuir el número de bacterias productoras de mal olor y neutralizar la volatilización de estos productos malolientes. Esto lo vamos a conseguir, en el caso de la halitosis fisiológica, realizando una limpieza y pulido dental profesional, explicando y reforzando las instrucciones de higiene oral que incluye: instrucciones de cepillado, limpieza interdental con seda dental y/o cepillos interdentales según las necesidades individuales, medidas de limpieza lingual con un raspador lingual y la prescripción de un colutorio específico, en forma de gargarismos. Por otra parte, se deben tratar todas las patologías orales presentes, incluyendo: caries, prótesis mal ajustadas, obturaciones sobrecontorneadas, enfermedades de las encías, etc.
En el caso de la halitosis patológica, además de aplicar el protocolo anteriormente descrito, se tratará la patología asociada mediante la terapia requerida en cada caso individual.